La Fed y el BCE podrían recortar las reservas bancarias en un 90%
Un estudio aborda la cuestión de cuánto efectivo deben mantener los bancos centrales en el sistema bancario para satisfacer la demanda de reservas ahora que el estímulo monetario ya no es necesario.
Por Gonzalo Andrés Castillo
La Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) podrían reducir hasta el 90% del dinero que inyectaron en los bancos durante la última década, ya que la alta inflación y las tasas de interés hacen que esta liquidez adicional sea innecesaria, según un reciente informe.
Ambos bancos centrales han estado elevando las tasas de interés rápidamente para combatir la inflación y deshacer algunas de las compras masivas de bonos que llevaron a una acumulación de efectivo cuando el crecimiento de los precios era lento y los costos de endeudamiento estaban cerca de cero.
El estudio, elaborado por la propia Fed, aborda la cuestión de cuánto efectivo deben mantener los bancos centrales en el sistema bancario para satisfacer la demanda de reservas ahora que el estímulo monetario ya no es necesario. Concretamente, la Fed podría reducir las reservas totales de los actuales USD 6 billones a entre USD 600.000 millones y USD 3,3 billones, dependiendo de si acepta bonos del gobierno de EE. UU. u otros activos menos líquidos.
De manera similar, el BCE podría reducir su provisión de liquidez actual de EUR 4,1 billones a tan solo EUR 521.000 millones si solo acepta bonos del gobierno alemán, o a EUR 1,4 billones si incluye otros activos. Sin embargo, ninguno de estos escenarios es completamente viable a corto plazo, ya que ambos organismos tienen una combinación de títulos del gobierno y otros tipos de deuda en sus balances.
El reporte se centra en la oferta y la demanda de reservas, así como en la conveniencia relativa de los activos recibidos por los bancos centrales a cambio. No tiene en cuenta otras variables, como los posibles efectos secundarios de un gran balance, la inflación de algunos activos financieros o la debilitación del incentivo para que los gobiernos mantengan una política fiscal sólida.
La autora, Annette Vissing-Jorgensen, considera sus estimaciones como un punto de referencia para que los responsables de la política puedan ajustar el tamaño del balance según su opinión sobre otros factores.