La economía europea se encamina hacia un doloroso ajuste
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, reconoció que la perspectiva económica a corto plazo se ha "deteriorado".
Por Gonzalo Andrés Castillo
Los líderes de la zona euro han establecido un curso que podría llevar a una de las mayores contracciones económicas desde la introducción de la moneda única. La combinación de tasas de interés más altas y la reducción del gasto público amenazan con asfixiar la expansión y aumentar el riesgo de una recesión desagradable.
El análisis de Bloomberg Economics, utilizando el modelo SHOK, predice que el impacto del aumento de los costos de los préstamos que comenzaron el año pasado se intensificará en 2024 y afectará negativamente a la economía en un 3,8%. Esta cifra podría aumentar hasta cerca del 5% dependiendo de los precios de la energía y la eliminación de las medidas de apoyo.
El Banco Central Europeo (BCE) endureció sus políticas en 425 puntos básicos, y se prevé un regreso a la moderación del gasto respaldado por Alemania. La mezcla de tasas más altas y gobiernos con capacidad limitada para estimular el crecimiento podría atrapar a la zona euro en una espiral descendente.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, reconoció que la perspectiva económica a corto plazo se ha "deteriorado", y los mercados de opciones sugieren que los políticos podrían reducir rápidamente los tipos de interés, aunque las señales formales del BCE apuntan a un período prolongado de costos de endeudamiento más altos.
El dilema que enfrentan el BCE y los ministros de finanzas es si la economía es lo suficientemente resistente para soportar una contracción sin caer en una recesión dañina. La suspensión de las reglas fiscales de la UE que limitan la deuda y los déficits terminará después de cuatro años, lo que reaviva las divisiones entre los países del norte y del sur de Europa en cuanto a la flexibilidad de las reglas.
De acuerdo a los especialistas del mercado, el próximo año podría ser "brutalmente doloroso", y los funcionarios deberán encontrar un equilibrio entre controlar la inflación y evitar un golpe perjudicial para la economía. Los presagios no son optimistas, y se espera que el BCE se enfrente a una mayor presión política si se entra en un declive.