Análisis técnico y fundamental: ¿valen la pena siendo un inversor "común y corriente"?
Aunque ambas herramientas son muy utilizadas por los inversores minoristas, podrían no ser tan efectivas como se cree.
Por Gonzalo Andrés Castillo
En el ámbito de la inversión, hay dos métodos de estudio esenciales que, en teoría, ayudan a comprar y vender activos de una forma más efectiva: el análisis técnico y el análisis fundamental. Sin embargo, pueden carecer de sentido para aquellos inversores minoristas "comunes y corrientes", e incluso para los que se creen avanzados.
Qué es el análisis técnico
Puntualmente, el análisis técnico es el estudio de la oferta y la demanda de un determinado activo o mercado en base a la evolución de las cotizaciones históricas y el volumen de operaciones. En prácticamente todos los casos, se realiza de forma visual mediante la interpretación de un gráfico que muestra los datos.
Qué es el análisis fundamental
Por su parte, el análisis fundamental se centra en los "fundamentos" que hay detrás de una empresa, industria, sector y economía para determinar el valor intrínseco de un activo. En el caso de las acciones, se suele ejecutar leyendo los balances de las compañías y escuchando a su equipo de gestión.
La combinación perfecta
Si bien se cree que hay una especie de "competencia" entre ambos métodos, lo cierto es que los expertos del sector financiero consideran que se complementan entre sí. Mientras que el análisis fundamental determinaría "qué" comprar, el técnico revelaría "cuándo" hacerlo.
La realidad del inversor minorista
Al iniciar en los mercados, muchos inversores adoptan un enfoque u otro, o bien los combinan, y realizan sus propios estudios para comprar y vender activos financieros, creyendo que están marcando la diferencia. Sin embargo, como se comentó al inicio, tanto el análisis técnico como el análisis fundamental podrían carecer de sentido para el inversor promedio que no se encuentra en las altas esferas bursátiles.
Hoy en día, prácticamente todos los participantes minoristas del mercado basan su toma de decisiones en información pública que circula por internet, y que día tras día es leída e interpretada por millones (sí, millones) de inversores y operadores, físicos y jurídicos.
Y teniendo en cuenta la impactante velocidad a la que viajan los datos, no sorprende que absolutamente cualquier evento se descuente en los precios de los activos financieros en cuanto ocurren.
En otras palabras, si Coca-Cola, Apple o cualquier otra gran corporación de Wall Street presenta malos resultados financieros o sus directivos expresan desafortunados comentarios, sus acciones ya habrán caído para cuando un inversor normal se haya apenas enterado. Y viceversa, si sorprenden positivamente con las ganancias o sus gerentes brindan buenas perspectivas, los precios ya se habrán disparado para cuando el relato circule por los medios.
Entonces, ¿Qué se puede hacer? La respuesta la dio el propio Warren Buffett: invertir directamente en "todo" el mercado accionario, eliminando por completo el riesgo no sistemático (el riesgo individual de un activo) y dejando sólo el riesgo sistemático (el riesgo propio del mercado).
Concretamente, la estrategia más óptima es invertir en el S&P 500 mediante el fondo cotizado SPY, el cual, incluyendo dividendos y descontando la inflación, rindió más de un 8% anual desde su creación, hace más de 25 años.
"Lo harás mejor que la media. No será una inversión extraordinaria, pero será decente. Los negocios americanos, en conjunto, lo han hecho extraordinariamente bien y lo seguirán haciendo bien a largo plazo (con sus años buenos y malos)", expresó Buffett durante una de sus reuniones anuales con accionistas.
"Si se compra un fondo índice de bajo coste de forma periódica y no se vende cuando las noticias son malas y las acciones están bajando, los retornos a largo plazo serán, sin duda, satisfactorios. De hecho, este inversor batirá a la mayoría de gestores profesionales y fondos", añadió.